viernes, 21 de noviembre de 2014

¿Existe entrenamiento invisible?

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Después de un parón forzado, vuelvo con energias renovadas y con las mismas ganas de siempre de compartir en este espacio algo nuevo, o del conocimiento de muy pocas personas, que tenga que ver con el mundo de las terapias naturales y, por supuesto, con el cuidado del cuerpo y de la mente como un todo. Hoy hablamos de qué es el entrenamiento invisible ( y sí, dormir entra en el entreno!) y de cómo cada uno de nosotros podemos cambiar minimamente algunos hábitos y ganar mucho en salud y bienestar.

El entrenamiento invisible se basa en el principio de que podemos ejercitar el cuerpo sin enterarnos. De manera que las tareas cotidianas, las actividades de nuestro día a día, nos ayuden a estar más en forma y saludables. Marcos Flórez, entrenador personal, ofrece unos pasos sencillos para empezar con esta apacible disciplina.

Dormir. Un estudio de la Universidad de Michigan relaciona dormir una hora más con una pérdida de peso de hasta siete kilos al año. ¿Por qué? Según el informe, quien no descansa lo suficiente tiene mayor ansiedad (aumentan sus niveles de cortisol) e ingiere 70 calorías de más al día.

Pedalear. En los últimos meses muchos ayuntamientos se han sumado al reto de hacer que su población se mueva en bicicleta, para lo que han llenado sus calles de unidades en alquiler. ¿No es el caso? Invertir en una bicicleta es un gran negocio para la salud: pedalear quema 140 calorías cada 20 minutos.

Caminar. Los que utilizan el coche a diario, por ejemplo, pueden optar por aparcar lo más lejos que el tiempo lo permita y terminar el trayecto a pie: andar quema cinco calorías por minuto.

Combinar ascensor y escaleras. Subir escalones quema entre cinco y seis calorías por planta y además activa el sistema cardiovascular. Del aparcamiento a la planta baja, toca correr para subir el ritmo cardíaco. Un par de plantas en el ascensor de descanso y vuelta a las escaleras hasta llegar al destino. Cada vez que bajemos a la máquina de café, otra vez…

Parar. Si se hace un esfuerzo suficiente, además de las calorías fulminadas por el movimiento, conseguimos durante el reposo elevar el metabolismo de recuperación: las calorías que el cuerpo necesita para reponerse. Y este proceso puede alargarse hasta 16 horas.

Comer con frecuencia. Ingerir alimentos cada tres horas es fundamental. Cuando no lo hacemos, el organismo entra en modo ahorro, por lo que pueda pasar. Un par de piezas de fruta a media mañana y a media tarde son perfectas: bajas en calorías y sin grasas.

Hacer números. Siguiendo todos estos consejos, las cifras cuadran: tres minutos de caminata por aparcar una manzana antes de nuestro destino, seis de subir y bajar escaleras (unas siete plantas al día) y un paseo de seis minutos para ir a comer, suponen 110 calorías quemadas o siete kilos menos al año. ¿Es o no es un buen motivo para empezar a cambiar nuestros hábitos?

Fuente: Buena Vida, de El País

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