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La columna vertebral, como ya hemos mencionado aquí, es el eje central de nuestro cuerpo y esta compuesta por tres segmentos bien distinguidos, que podemos diferenciar por las curvas que se visualizan en la misma desde una vista lateral del cuerpo. Esos segmentos se denominan: cervical, dorsal y lumbar, y dividen a la columna en tres porciones distintas.
A nivel del cuello podemos observar una curva en forma de
“C” donde se sitúa la columna cervical, mientras que a continuación podemos ver
una curva con forma de “C invertida” que caracteriza a la columna dorsal o
torácica y posteriormente se vuelve a ver una curva en forma de “C” que
describe a la columna lumbar.
Estas porciones son consecutivas y forman parte de nuestra
columna vertebral tal como las curvaturas que son naturales en la misma. Las
curvas en forma de “C” se denominan lordosis, mientras que las curvas en forma
de “C inversa o D” se denominan cifosis. Es decir, de forma natural nuestro
cuerpo presenta estas curvaturas que son las que permiten lograr estabilidad al
cuerpo y permanecer de pie en posición recta. Si alguna de estas las curvaturas
se hace muy grande o muy pequeña, la postura se altera pudiendo generar daños y
molestias a lo largo del tiempo, denominadas hiperlordosis o hipercifosis, respectivamente
Entre las curvaturas anormales que pueden surgir en la
columna encontramos la cifosis de la columna dorsal que se visualiza como una
joroba en la espalda, o la marcada lordosis de la columna lumbar. También puede
surgir una escoliosis que consiste en una deformidad hacia los lados de la
columna, por lo cual, la misma no se ve de atrás recta y con forma de “I” sino
que puede formar una “S” o “C”.
Además de los huesos, la columna está compuesta también por
nervios, músculos y ligamentos.
Las vértebras: son los huesos que se conectan unos con otros
dando forma a la columna. En total, tenemos 33 vértebras, 7 en la columna
cervical, 12 en la columna dorsal, 5 en la columna lumbar y 9 más que forman el
sacro y el coxis al finalizar la columna (estas últimas están unidas, lo que
lleva a muchos a pensar que se trata de un hueso apenas, pero pueden ser de 4 a
5 vertebras muy pequeñas y soldadas entre sí).
La médula espinal y nervios raquídeos: la médula espinal va
por dentro de cada vértebra y se extiende desde el cráneo hacia abajo. De la
médula se desprenden nervios raquídeos que conectan el cerebro con diferentes
partes del cuerpo (tanto miembros como órganos internos, todos los estímulos
llegan a través de los nervios).
Los músculos: son el soporte de la columna y se denominan
espinales. Ellos permiten extender, rotar, inclinar y flexionar la columna
vertebral.
Ligamentos: ayudan a mantener en posición la columna y
conectan sus vértebras.
Como podemos ver, nuestra columna vertebral es realmente
compleja y de sus componentes y formas depende nuestra salud. La columna
soporta grandes exigencias a diario, por ello, lo primordial es conocer nuestra
columna para poder así, identificar la presencia de anomalías o lesiones y
actuar para tratar estos problemas.
Fuente: vitonica.com
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