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Un esguince, torcedura o distensión ligamentosa es una
lesión de los ligamentos por distensión, estiramiento excesivo, torsión o
rasgadura, acompañada de hematoma,
inflamación y dolor que impide continuar moviendo la parte lesionada.
Se origina al afectarse la región articular por acción
mecánica (la exigencia de un movimiento brusco, excesiva apertura o cierre
articular, movimiento anti-natural), o por violencia (caída, golpe).
No debe confundirse con la luxación, la cual es una lesión
más severa que involucra el cambio de posición de la articulación y la
separación de sus huesos. Ni tampoco con el desgarro, que es la lesión del
tejido muscular.
Los esguinces pueden darse en cualquiera de nuestras
articulaciones, aunque si bien es cierto el esguince más común es el de tobillo
y muñeca. En ellos se produce una distensión o incluso rotura de los
ligamentos.
Las articulaciones representan la flexibilidad y capacidad
de adaptación a las diferentes situaciones en la vida. Una torcedura nos puede
indicar que aplicamos frenos personales en nuestro cotidiano, nos resistimos o
vivimos con inseguridad frente a las direcciones que tomamos (tobillo) o en lo
que hacemos (muñeca) actualmente o lo que podría hacer en una nueva situación.
Por eso, en la próxima vez que sufras un esguince, intentes
ver qué es lo que andas frenando, qué nos trae esta inseguridad y, de esta
manera, evitar futuras molestias. El cuerpo y la mente son una sola máquina,
que no nos olvidemos nunca.
Fuentes: wikipedia.org
blogdepiesymanos.com
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