martes, 25 de noviembre de 2014

Los efectos del whatsapp en tu espalda

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Va en el bus, con su smartphone, leyendo esto. Mira a su alrededor. Toda la gente que le rodea hace lo mismo que usted. Dobla el espinazo para ver la pantallita y jugar al CandyCrush, leer las noticias o simplemente chatear con amigos y enemigos. Calcula ahora cuántas horas al día puede pasar en esa postura. ¿Cuál es el problema? Según un reciente estudio publicado por el cirujano Kenneth K. Hansraj, con una inclinación de 60 grados ejerces sobre tu cervicales una fuerza de 27 kilos. Una bomba de relojería con nombre de cuello de mensaje (podría traducirse como cuello de guasap). Una dolencia propia del siglo XXI.

“Empece a fijarme en la postura al ver a muchos jóvenes entrando en mi consulta con dolor de cuello y espalda”, explica en un correo electrónico el autor, jefe del medicina cervical en un hospital neoyorquino. Su estudio recoge los diversos grados de inclinación de cabeza y cuello, “con un peso medio de seis kilos y el centro de masa situado a 15 centímetros de lo alto de la cabeza”. Tras contratar a unos ingenieros que desarrollasen un software, se realizaron los cálculos en newtons y luego los convirtieron a medidas de peso, más comprensibles para el gran público.

Siempre hablando de adultos, las cifras van desde los 12 kilos a 15 grados de inclinación hasta los 27 kilos de los 60 grados, pasando por los 30 grados/18 kilos y los 45 grados/22 kilos. “La gente se pasa al día una media de entre dos y cuatro horas con la cabeza inclinada, leyendo y escribiendo en sus smartphones y dispositivos”, continúa en el correo. “Acumulado, esto es de 700 a 1.400 horas al año con estrés excesivo en las vertebras cervicales”. Advierte que “la pérdida de la curvatura natural incrementa el estrés en las cervicales y puede llevar a un desgaste prematuro, degeneración y posiblemente cirugías” y apunta que, en el caso de los adolescentes, esta cifra podría subir hasta las 5.000 horas.

Hansraj comenta que, dado que es imposible evitar las tecnologías que causan estos problemas, habría que hacer un esfuerzo activo por mirar al teléfono en una postura neutral y evitar pasar horas y horas encorvado. Otra posible medida sería practicar un ejercicio con el cuello. Sugiere empezar moviendo las vértebras, flexionando, extendiendo, ladeando e inclinando el cuello, para luego usar las manos para hacer resistencia y empujar contra ellas; o practicar la postura de yoga perro ascendente, una gran manera de fortalecer las extremidades superiores, cuello y hombros.

Aunque la denuncia de esta dolencia del siglo XXI no es nueva, Hasnraj ha conseguido hacer una buena comparativa, traduciendo a medidas de peso el estrés continuado. Ahora vuelve a mirar a alrededor en el vagón. Imagina a la gente que está doblando el espinazo con 27 kilos cargados al cuello, un niño de ocho años, un perro mediano. No parece saludable. Levanta el móvil y lo pone frente a sus ojos. Has dado el primer paso.

Fuente: Buena Vida, de El País

viernes, 21 de noviembre de 2014

¿Existe entrenamiento invisible?

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Después de un parón forzado, vuelvo con energias renovadas y con las mismas ganas de siempre de compartir en este espacio algo nuevo, o del conocimiento de muy pocas personas, que tenga que ver con el mundo de las terapias naturales y, por supuesto, con el cuidado del cuerpo y de la mente como un todo. Hoy hablamos de qué es el entrenamiento invisible ( y sí, dormir entra en el entreno!) y de cómo cada uno de nosotros podemos cambiar minimamente algunos hábitos y ganar mucho en salud y bienestar.

El entrenamiento invisible se basa en el principio de que podemos ejercitar el cuerpo sin enterarnos. De manera que las tareas cotidianas, las actividades de nuestro día a día, nos ayuden a estar más en forma y saludables. Marcos Flórez, entrenador personal, ofrece unos pasos sencillos para empezar con esta apacible disciplina.

Dormir. Un estudio de la Universidad de Michigan relaciona dormir una hora más con una pérdida de peso de hasta siete kilos al año. ¿Por qué? Según el informe, quien no descansa lo suficiente tiene mayor ansiedad (aumentan sus niveles de cortisol) e ingiere 70 calorías de más al día.

Pedalear. En los últimos meses muchos ayuntamientos se han sumado al reto de hacer que su población se mueva en bicicleta, para lo que han llenado sus calles de unidades en alquiler. ¿No es el caso? Invertir en una bicicleta es un gran negocio para la salud: pedalear quema 140 calorías cada 20 minutos.

Caminar. Los que utilizan el coche a diario, por ejemplo, pueden optar por aparcar lo más lejos que el tiempo lo permita y terminar el trayecto a pie: andar quema cinco calorías por minuto.

Combinar ascensor y escaleras. Subir escalones quema entre cinco y seis calorías por planta y además activa el sistema cardiovascular. Del aparcamiento a la planta baja, toca correr para subir el ritmo cardíaco. Un par de plantas en el ascensor de descanso y vuelta a las escaleras hasta llegar al destino. Cada vez que bajemos a la máquina de café, otra vez…

Parar. Si se hace un esfuerzo suficiente, además de las calorías fulminadas por el movimiento, conseguimos durante el reposo elevar el metabolismo de recuperación: las calorías que el cuerpo necesita para reponerse. Y este proceso puede alargarse hasta 16 horas.

Comer con frecuencia. Ingerir alimentos cada tres horas es fundamental. Cuando no lo hacemos, el organismo entra en modo ahorro, por lo que pueda pasar. Un par de piezas de fruta a media mañana y a media tarde son perfectas: bajas en calorías y sin grasas.

Hacer números. Siguiendo todos estos consejos, las cifras cuadran: tres minutos de caminata por aparcar una manzana antes de nuestro destino, seis de subir y bajar escaleras (unas siete plantas al día) y un paseo de seis minutos para ir a comer, suponen 110 calorías quemadas o siete kilos menos al año. ¿Es o no es un buen motivo para empezar a cambiar nuestros hábitos?

Fuente: Buena Vida, de El País

miércoles, 5 de noviembre de 2014

Columna Vertebral: cifosis y lordosis

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La columna vertebral, como ya hemos mencionado aquí, es el eje central de nuestro cuerpo y esta compuesta por tres segmentos bien distinguidos, que podemos diferenciar por las curvas que se visualizan en la misma desde una vista lateral del cuerpo. Esos segmentos se denominan: cervical, dorsal y lumbar, y dividen a la columna en tres porciones distintas.

A nivel del cuello podemos observar una curva en forma de “C” donde se sitúa la columna cervical, mientras que a continuación podemos ver una curva con forma de “C invertida” que caracteriza a la columna dorsal o torácica y posteriormente se vuelve a ver una curva en forma de “C” que describe a la columna lumbar.

Estas porciones son consecutivas y forman parte de nuestra columna vertebral tal como las curvaturas que son naturales en la misma. Las curvas en forma de “C” se denominan lordosis, mientras que las curvas en forma de “C inversa o D” se denominan cifosis. Es decir, de forma natural nuestro cuerpo presenta estas curvaturas que son las que permiten lograr estabilidad al cuerpo y permanecer de pie en posición recta. Si alguna de estas las curvaturas se hace muy grande o muy pequeña, la postura se altera pudiendo generar daños y molestias a lo largo del tiempo, denominadas hiperlordosis o hipercifosis, respectivamente

Entre las curvaturas anormales que pueden surgir en la columna encontramos la cifosis de la columna dorsal que se visualiza como una joroba en la espalda, o la marcada lordosis de la columna lumbar. También puede surgir una escoliosis que consiste en una deformidad hacia los lados de la columna, por lo cual, la misma no se ve de atrás recta y con forma de “I” sino que puede formar una “S” o “C”.

Además de los huesos, la columna está compuesta también por nervios, músculos y ligamentos.

Las vértebras: son los huesos que se conectan unos con otros dando forma a la columna. En total, tenemos 33 vértebras, 7 en la columna cervical, 12 en la columna dorsal, 5 en la columna lumbar y 9 más que forman el sacro y el coxis al finalizar la columna (estas últimas están unidas, lo que lleva a muchos a pensar que se trata de un hueso apenas, pero pueden ser de 4 a 5 vertebras muy pequeñas y soldadas entre sí).
   
La médula espinal y nervios raquídeos: la médula espinal va por dentro de cada vértebra y se extiende desde el cráneo hacia abajo. De la médula se desprenden nervios raquídeos que conectan el cerebro con diferentes partes del cuerpo (tanto miembros como órganos internos, todos los estímulos llegan a través de los nervios).

Los músculos: son el soporte de la columna y se denominan espinales. Ellos permiten extender, rotar, inclinar y flexionar la columna vertebral.

Ligamentos: ayudan a mantener en posición la columna y conectan sus vértebras.

Como podemos ver, nuestra columna vertebral es realmente compleja y de sus componentes y formas depende nuestra salud. La columna soporta grandes exigencias a diario, por ello, lo primordial es conocer nuestra columna para poder así, identificar la presencia de anomalías o lesiones y actuar para tratar estos problemas.

Fuente: vitonica.com

lunes, 3 de noviembre de 2014

Medicación y sentido comun: no a los excesos

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Las medicinas, bien utilizadas, han supuesto un avance revolucionario en la curación de muchas enfermedades en el aumento de la calidad de vida de la población mundial. Sin embargo, no son la respuesta a todo, y hay que tomarlas con responsabilidad y conociendo sus potenciales efectos nocivos. Con el ánimo de informar y promover el uso saludable de medicamentos nace la campaña "Pastillas las justas".

La campaña, impulsada por Polimedicado, No Gracias y la Organización de Consumidores (OCU) busca informar a la población general sobre hábitos saludables y concienciar sobre cómo hay que tomar la medicación y qué hay que tener en cuenta al tomarlas, dando una lista de siete reglas para el consumo responsable de los medicamentos.

Las reglas básicas son:

. Conoce los medicamentos que tomas;
. Da oportunidad a las opciones no farmacológicas (como las terapias naturales, por ejemplo);
. Medicamentos los justos y necesarios;
. No hay medicamento “de por vida”;
. Los cambios, poco a poco;
. Toda medicación tiene un riesgo;
. Lo nuevo no siempre es bueno.

La idea es despertar curiosidad y sentido crítico a la hora de tomar medicamentos: conocer por qué los tomas, los efectos terapéuticos y posibles efectos secundarios, durante cuánto tiempo se debe tomar...

A veces pensamos que hay medicamentos que son "protectores", para "prevenir" o "son inofensivos", pero lo cierto es que todo debe estar medido y controlado, y cada medicamento tiene sus momentos en los que está indicado y en los que no.

Hay personas que ven en las pastillas la solución a dolores y malestar, cuando lo cierto es que son una ayuda, pero hay casos en los que la actitud, estilo de vida y otros factores tienen mucho más peso que la medicación.

Una vez que las pastillas han cumplido su función, hay que ir dejando de tomarlas, según nos haya indicado el médico que se debe hacer. Como en todo en la vida, tenemos de usar nuestro sentido común y no abusar, causando al cuerpo más daño colateral del necesario.

Pilates, Yoga, deportes de equipo o en solitario, bicicleta o patines, ejercicio en el gimnasio o al aire libre... Sin duda, pastillas las justas, y vida sana, toda la que sea necesario.

Fuente: Vitonica.com