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Hoy les dejo un reportaje muy interesante sobre el acto de caminar descalzo. Como lo que trato aquí son temas relacionados a la musculatura y sus tratamientos, hoy dedicaremos un poco de tiempo a nuestros pies, la parte más olvidada del cuerpo (a menos que nos duela por algo). Buena lectura!
Responde el dermatólogo
Caminar sin calzado unas horas al día en un ambiente limpio
y protegido, como el interior de nuestra vivienda, puede tener beneficios:
ayuda a la transpiración natural de la piel, además de permitirnos descansar de
tacones y hormas estrechas. Caminar sobre arena fina de playa masajea y relaja
los músculos y libera la piel de durezas (actúa como un exfoliante natural).
Pero la piel descubierta también está desprotegida y
expuesta al medio (como le ocurre a la del rostro o las manos). Se puede
deshidratar fácilmente y, por ello, los pies necesitan cuidados adicionales de
hidratación, limpieza y fotoprotección cuando están al descubierto. A esto hay
que añadir que la ausencia de la amortiguación que proporciona el calzado
aumenta la presión que el cuerpo ejerce sobre los pies.
Además de que el contacto directo con el suelo lo es también
con gérmenes, residuos, suciedad, etcétera.
*Dr. Miguel Sánchez Viera, director del Instituto de
Dermatología Integral.
Responde el osteópata
Desde el punto de vista de la osteopatía, disciplina donde
se pone una atención especial en la estructura anatómica y los trastornos
mecánicos del cuerpo, andar descalzo es muy beneficioso, sobre todo si se hace
sobre superficies rugosas, planas y sin inclinación lateral, sin importar la
temperatura. El pie se adapta también muy bien a las superficies con
inclinación lateral, aunque se pueden producir sobrecargas musculares en la
cadera, glúteos o columna lumbar.
Andar sin zapatos, hace que la biomecánica producida en el
pie, y en el cuerpo entero como unidad, genera de forma natural una
reorganización tensional estructural que alivia la presión producida por el
calzado que utilizamos a diario. Un descanso muy recomendable para recuperar la
alineación de las articulaciones y el espacio anatómico.
Si se padece algún tipo de patología o disfunción
–sesamoiditis, metatarsalgias o fascitis plantar…– lo aconsejable es acudir al
traumatólogo.
Andar descalzo es también aconsejable para los bebés:
contribuye a su desarrollo en el proceso de interconexión neuronal motora y
además les ayuda a reconocer el terreno, a ubicarse mejor en el espacio y
afianzar su seguridad día a día. Y para los ancianos, aquellas personas que
están sometidas a mucha tensión muscular y emocional cada día y quienes pasan
mucho tiempo de pie o sentado.
*Raúl Guzmán. Jefe del Servicio de Osteopatía en Clínica
VASS, director de formación en el Instituto de Formación y Desarrollo Clínico
IFENTI.
Responde el podólogo
El ser humano está diseñado para caminar descalzo y en la
naturaleza. Hacerlo en casa o sobre superficies inventadas por el hombre –más
duras y lisas, y por tanto más nocivas– de forma repetida puede provocar
lesiones en los pies. No estamos diseñados para andar por la ciudad, es una
mala superficie para nosotros. De ahí que se inventara el calzado para evitar
la agresión que supone el contacto el terreno.
Ir sin zapatos fortalece los pies y mejora la circulación
sanguínea: en ellos existe una red circulatoria profunda que impulsa la sangre
al corazón cuando andamos correctamente.
Ahora los expertos están observando que el pie del hombre
moderno no es tan fuerte como el de nuestros ancestros.
Lo ideal es ir descalzos una hora al día por superficies
naturales. Para aquellos que viven en la ciudad un magnífico ejercicio para
ejercitar nuestro sistema músculo-esquelético es subirse a una bossu, media
pelota de Pilates que se apoya en el suelo y cuya superficie blanda obliga a
mantener el equilibrio, lo que fortalece músculos y ligamentos. Andar con los
bordes externos de los pies, sobre los talones y de puntillas son también
buenos ejercicios.
Nada que no se haya inventado hace años e incluso siglos.
Barefoot es el nuevo nombre para un deporte que consiste en correr y andar
descalzo y que ya se practicaba en Florida en 1947. Si se practica es
recomendable incrementar la intensidad del ejercicio poco a poco por la falta
de costumbre; cuando se es un experto es una gran forma para fortalecer
nuestros pies.
*Ángel González de la Rubia, podólogo deportivo y cofundador
de tulesiondeportiva.com. Coordinador de la Maratón de Madrid.
Fuente: El País, suplemento Buena Vida.
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