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De acuerdo con la Red Europea del Corazón, las enfermedades
cardiovasculares causan más de 4.3 millones de muertes en Europa cada año, casi
la mitad de todos los fallecimientos. Afortunadamente, con terapias naturales y
manteniendo un estilo de vida saludable, se puede controlar la presión
sanguínea y reducir el riesgo de complicaciones que amenacen nuestra salud,
especialmente prevenirla en situaciones de tensión.
Es aconsejable que los adultos con hipertensión reduzcan el
nivel de estrés para prevenir aumentos de presión sanguínea y los masajes
ayudan a reducirlo. De todas maneras, siempre hemos de tener en cuenta que los
masajes aumentan el flujo sanguíneo y recomiendo que se visite al médico para
revisar su salud y sus condiciones con el objetivo de verificar si todo se
encuentra realmente bien.
Varios estudios se han dirigidos con el fin de encontrar una
respuesta a la cuestión de si el masaje ayuda a la reducción de la hipertensión
o no. Y de hecho, muchas investigaciones han probado que, efectivamente, sí que
ayudan tanto en los problemas de tensión alta como en otros trastornos de la
salud, pero no se aconseja cualquier tipo de masaje, si no uno cuya técnica sea
suave y ligera.
En el 2005, un estudio de la Universidad de Florida del Sur,
con pacientes que padecían hipertensión, probó que al recibir diez masajes de
diez minutos cada uno durante tres semanas, la mayoría de los pacientes
presentó una disminución de la presión sanguínea, comparados con un grupo que
simplemente descansaba en el mismo recinto pero sin recibir terapia de masaje
alguna.
Como ya he mencionado en otras entradas, los beneficios para
el cuerpo son innúmeros, tantos físicos, como químicos y biológicos. Favorece
nuestro sistema nervioso, la regulación de la presión arterial, la disminución
del estrés, estimulan el cerebro – donde se produce la oxitocina, una sustancia
química que favorece la disminución de la frecuencia cardiaca y, por tanto,
incrementan la producción de dicha hormona, entre otros factores a favor.
Pero sólo con masajes regulares no basta para que la presión
se mantenga en los niveles considerados óptimos para cada edad y sexo. Es
necesario un estilo de vida más saludable en general, evitar el tabaquismo,
intentar alimentarse de manera variada (incluir muchas frutas, verduras y
legumbres, además evitar la sal y las grasas excesivas) e incluir un poco de
actividad física en la rutina diaria.
Fuente: Sonaluberoi.com
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