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En lenguaje médico, se dice que existe una hernia cuando una
parte de un órgano del cuerpo se desplaza fuera de la cavidad que lo contiene.
Así, pues, las hernias pueden aparecer en distintas partes del cuerpo como, por
ejemplo, el estómago (hernia de hiato), el abdomen (hernia umbilical), las
ingles o la columna (hernia discal). Hoy veremos a ésta última con un poco más
de atención.
La hernia discal se produce cuando una parte de un disco
intervertebral (como el nombre dice, que está entre las vértebras) se desplaza fuera
de su lugar, ocupando un lugar que no le corresponde. Este desplazamiento
ocurre debido a que, por algún motivo, el disco se ha deteriorado. Como
consecuencia de este desplazamiento, el disco comprime la médula espinal o
alguna raíz nerviosa que sale de la médula espinal. Esta presión puede producir
daños neurológicos (en los nervios) y, por tanto, causar dolor.
Un dato interesante: no todas las personas que tienen una
hernia de disco sienten los típicos síntomas de la hernia discal. Si la hernia
no comprime la médula o algún nervio, probablemente la persona ni siquiera se
entere de que tiene una. Esto es lo que se denomina una hernia discal
asintomática.
Las dolores que provoca una hernia pueden ser de distinto
tipo. Leves o agudos, puntuales o crónicos, en una zona concreta de la espalda,
o extenderse (irradiarse) hacia las piernas o brazos. También se puede
experimentar molestias como hormigueos, adormecimiento o insensibilidad en las
extremidades. El grado y tipo de molestias dependerá de la ubicación del disco afectado
y de su nivel de deterioro y esta valoración sólo la podrá hacerla bien su
médico.
La mayor parte de las veces, la rotura del disco se produce
por efecto de su envejecimiento y deterioro natural, aunque también puede
producirse en personas jóvenes debido a una serie de causas, algunas de ellas
controlables, otras no.
Un traumatismo, golpe violento, desvíos graves de columna
(como la escoliosis, que ya veremos más adelante) o esfuerzo mal realizado
pueden ser el detonante para que un disco que se encuentra sano se hernie.
También puede ocurrir que traumatismos y sobre-esfuerzos sean la causa de que
un disco herniado empeore aún más.
Lo cierto es que una hernia de disco puede ser bastante
dolorosa y significar una limitación importante en las actividades diarias. Sin
embargo en muchos casos las personas alivian sus dolores y controlan el
desarrollo de la hernia discal a través de tratamientos conservadores, como
fisioterapia, medicamentos y un estilo de vida saludable. Sólo un número muy
pequeño de personas con hernias discales suelen pasar por el quirófano para
resolver sus dolores.
Por eso, y para finalizar, es tan importante vigilar nuestra
postura en todo momento, evitar al máximo que el cuerpo realice un esfuerzo
mayor de lo necesario, no forzar la columna sin necesidad (acuérdense de que
tienen rodillas!). Pequeños gestos que nos libran de muchos dolores de cabeza –
y de cuerpo!
Fuente: tuespaldasana.com
fissioterapia.blogspot.com
Hola Kele,
ResponderEliminarEs un blog muy ameno y quería preguntarte una cosa,
Todo esto que pones en este post,hay que interpretarlo como que los masajes son buenos para las hernias..?
Gracias.
Hola Espartaco,
EliminarEn primer lugar, gracias por su visita y por enviarme su duda. En ningún momento del texto menciono o doy a entender que los masajes sean buenos para tratar hernias. Es más: siempre reafirmo que jamás un profesional de las terapias manuales es capaz de reemplazar el diagnóstico médico, faltaría más.
El caso es que me he propuesto utilizar este espacio para tratar temas pertinentes al quiromasaje (musculatura, problemas musculares y afines) y también temas relacionados con la salud y el bienestar en sí.
Me pongo a su disposición para cualquier otra duda y estaré encantada de recibirte en mi consulta cuando quiera o lo necesite.
Un abrazo.