Para ver tipos de masaje, pulse aquí.
En el libro, “La conexión cuerpo mente”, su autora, Debbie Shapiro (Londres) explica cómo nuestros estados emocionales pueden favorecer todo tipo de enfermedades: hipertensión, disfunciones cardíacas o trastornos nerviosos de diferentes tipos. Las distintas dolencias pueden contribuir no sólo a transformar nuestra salud física, sino también a facilitar la curación a un nivel más profundo. El secreto está en descubrir y comprender los mensajes que encierran los desórdenes físicos para poder conocernos y vivir mejor.
“Para entender esta conexión psicosomática, antes tenemos
que reconocer que la mente y el cuerpo son un todo”, afirma la autora.
Normalmente, consideramos al cuerpo como un “envase” que nos acompaña, al que
debemos cuidar y que cuando se daña deban llevar al médico para repararlo.
“Lamentablemente esta visión es muy limitada. Niega la complejidad de energías
que configuran todo nuestro ser, energías que fluyen y se intercomunican. (…)
No existe separación entre lo que sucede en la mente (pensamientos y
sentimientos) y lo que ocurre en el organismo”, explica.
Para Shapiro, “demostrar el efecto de la relación
psicosomática es sencillo. Sabemos que un sentimiento de ansia o nerviosismo
puede dar lugar a un trastorno estomacal, estreñimiento o dolor de cabeza.
Sabemos que el estrés puede ocasionar úlceras o, incluso, ataques al corazón;
que la depresión y la infelicidad afectan a nuestro organismo hasta el punto
que nos sentimos pesados y aletargados, faltos de energía; perdemos el apetito
o comemos en exceso; nos duelen la espalda y el cuello... Sin embargo, la
felicidad aumenta nuestra energía y nuestra vitalidad”.
Y sigue: “para comenzar, hay que develar cuál es nuestro
conflicto interno. Luego, enfrentarnos a él y transformarlo en paz y armonía para
lograr que la curación tenga efecto”. Este es un listado de los problemas y
dolores más frecuentes y sus posibles causas emocionales, según ella:
Cabeza. Es nuestro centro de comunicación, el lugar desde
donde conectamos con el mundo. Si nos duele, es porque sus arterias se han
estrangulado y aceleran el pulso sanguíneo. La sangre transporta nuestros
sentimientos (amor, aceptación, ira, odio o rechazo) y a través de las arterias
y las venas damos y recibimos amor. El estrangulamiento de las venas de la
cabeza suele indicar, por consiguiente, una incapacidad para expresar o recibir
esos sentimientos.
Cuello. Es el puente entre la mente y el cuerpo. Un cuello
con poca movilidad indica la imposibilidad de ver en todas direcciones: se
trata de una visión muy rígida y limitada, que supone obstinacióny una
mentalidad estrecha. Puede, también, constituir una reacción a un estrés
extremo que nos inculca el deseo de encerrarnos y limitarnos.
Espalda. Es un espacio donde se mezclan símbolos y
significados. Ahí es donde dejamos todo lo que no queremos ver o mostrar a los
demás: es el lugar en el que enterramos sentimientos y experiencias que nos han
causado daño o confusión. Por otra parte, contiene la columna vertebral, el
elemento más importante de toda la estructura psicosomática, el pilar que
sustenta nuestro ser y sobre el que se asienta el resto del cuerpo. El dolor de
espalda indica un deseo de evadirse de algo, de volver la espalda a ello; o
bien necesitamos librarnos de “un peso” que cargamos sobre ella.
Alergias. Es una respuesta hiperactiva por parte del sistema
inmunológico a un agente externo; esta respuesta se deriva de una causa
interna. ¿A qué somos realmente alérgicos? O ¿ante qué reaccionamos de un modo hiperactivo? ¿Qué origina
de verdad esa irritación y la fuerte respuesta emotiva de nuestro organismo?
Las alergias tienden a indicar un nivel profundo de temor, un miedo a
participar plenamente de la vida o a despojarse de las ayudas para ser
autosuficientes. Además… ¿Nos servimos de una alergia para conseguir cariño?
Corazón. Como centro del amor y núcleo de nuestras
emociones, se asocia a toda la gama de sentimientos. Los ataques al corazón son
una situación desesperada a través de la cual el cuerpo nos advierte que hemos
ido demasiado lejos, que estamos prestando demasiada atención a aspectos
materiales o que estamos luchando por conseguir algo de escaso valor real y no
dedicamos suficiente atención a la familia o a los afectos.
Hipertensión.
El exceso de tensión emocional se debe, con frecuencia, a una alta
presión sanguínea o una tensión nerviosa intensa. La causa reside en un
profundo temor y falta de confianza, la sensación de que corremos peligro
constante y debemos estar alerta. Esto puede atribuirse a alguna experiencia
traumática en el pasado. Una respiración profunda y una total relajación son
esenciales.
Infecciones urinarias (cistitis). Se debe a una falta de expresión de los sentimientos
negativos que tienen que ver con las relaciones (un 80% de los casos de
cistitis se manifiestan en un momento de ruptura), así como a los temores y
conflictos conectados con el renacimiento del propio ser más allá de las
relaciones con los demás.
Pies. Son el medio que nos permite guardar la estabilidad,
avanzar y sentirnos seguros en la relación con el mundo. Los problemas en los
pies indican un conflicto en la direccióny en la producción de movimiento, así
como una falta de seguridad y estabilidad en nuestro entorno.
Y la lista sigue. Cada dolor, enfermedad o problema se
genera, de acuerdo a Shapiro, en todas las emociones y sentimientos reprimidos
que nos invaden. Reconocerlos y tratarlos es la clave para vivir mejor y de
manera más saludable.
Fuente: “La conexión cuerpo mente”, Debbie Shapiro, Ed.
Robin Book.