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Es una pregunta con muchas respuestas posibles, ya que varía
en función de varios factores. Uno de ellos son las horas de sueño: el 70-80%
de la población necesita dormir entre siete y ocho horas, pero también hay
"dormidores largos", que necesitan más, y "dormidores
cortos", que necesitan menos. La genética influye en si nos encontramos en
ese 70-80% o si necesitamos dormir más o menos horas y, además, definirá si
tenemos un cronotipo matutino (personas a las que les cuesta trasnochar y
madrugan con facilidad) y vespertino (personas a las que les cuesta dormir y,
en consecuencia, madrugar). Otro factor es el ritmo diurno de cada uno: el
horario al que nos levantemos, el horario de nuestras comidas y el horario en
el que hagamos deporte ponen nuestro reloj del sueño en una hora o en otra.
Podría haber un trastorno, como la apnea del sueño (en la
que la garganta se estrecha, tiene dificultades para respirar y ocasiona un
sueño interrumpido y, por lo tanto, poco profundo) o el insomnio (que tiene
consecuencias negativas en la regulación del sueño, ya que, si no se duerme lo
suficiente por la noche, se dormitará durante el día y, la noche siguiente,
también será difícil conciliar). En estos casos habría que acudir al médico
para valorarlo, porque, si es así, el sueño no será reparador y se tendrán
ganas de dormir durante el día.
También puede ser que su reloj del sueño esté atrasado, que
se acueste demasiado tarde, es decir, que tenga un cronotipo vespertino (o de
búho), algo muy común en España. Entonces es posible que no esté durmiendo lo
suficiente y no tenga las horas de sueño necesarias para funcionar durante el
día.
Existen varias medidas para volver a poner en hora el reloj
del sueño: una es exponerse a la luz nada más levantarse, ya que la luz solar
es una forma natural de decirle al cuerpo que ya es de día y de darle energía.
A partir de la primera exposición a la luz, el cuerpo contará 16 horas hasta
volver a tener sueño. Lo mismo ocurre con el desayuno: cuanto antes tomemos la
primera comida, antes le estaremos diciendo a nuestro cuerpo que ya es hora de
ponerse en funcionamiento. Por otra parte, hacer ejercicio moderado por las
mañanas ayuda a activarnos y a hacer que lleguemos cansados y, por lo tanto,
con sueño, a la noche.
*Javier Puertas es jefe del Servicio de Neurofisiología y la
Unidad de Sueño en el Hospital Universitario La Ribera, Alzira.
Fuente: El País, suplemento Buena Vida
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